RESUMEN

Aparte de notables excepciones, el Lazarillo de Tormes (1554) conocido como el castigado, ha recibido poca atención crítica. Este artículo presenta el proyecto de convertir Lazarillo de Tormes en una novela gráfica que ofrezca el contexto histórico y editorial que rodea a este clásico, en un nuevo formato. Este proyecto, todavía en proceso, espera cubrir una laguna en la historia de la recepción del Lazarillo de Tormes. Creemos que la adaptación gráfica de este clásico ofrecerá al lector moderno una experiencia más completa de las aventuras y desventuras del pícaro por antonomasia a la vez que la historia editorial de un libro que sentó precedente en la historia de la literatura. Este artículo presenta el proyecto de adaptación de la novela gráfica y su primer capítulo adaptado.





De todos los clásicos de la literatura española, El Lazarillo de Tormes (1554) tiene el mérito de haber creado género, la novela picaresca. Es también la primera vez que la gente se reconoce o cree reconocer a otros en un libro, de ahí su éxito y también su castigo.


EL LAZARILLO APARECE EN EL ÍNDICE DE LIBROS PROHIBIDOS

de la Inquisición de Fernando de Valdés (1559) y en el de Luis de Quiroga (1583). En medio de estas prohibiciones, en 1573, y siendo gran Inquisidor Diego de Espinosa, aparece la versión censurada de Juan López de Velasco, conocida como el castigado. A esta edición se ha hecho poco caso desde la crítica, aunque hay que contar con ilustres excepciones como la de Reyes Coll-Tellechea, Aldo Ruffinatto, Augustín Redondo y Felipe Ruán que son los que más han aportado al tema. Nuestra edición del Lazarillo en forma de novela gráfica ofrecerá al lector una imagen visual de este importante clásico de la literatura española recreando el contexto (prohibiciones, tejemanejes y enredos) en los que se creó y circuló la obra.

ADEMÁS, HASTA AHORA LA MAYORÍA DE LAS EDICIONES ILUSTRADAS QUE SE HABÍAN HECHO DEL LAZARILLO ESTABAN DIRIGIDAS A UN PÚBLICO INFANTIL Y JUVENIL.

Por ejemplo, los cómics de Chiqui de la Fuente (1986) y otras ediciones ilustradas de variada calidad y mérito entre las que destacan, Lazarillo de Tormes de Enrique Lorenzo (2008); El Lazarillo de Tormes contado a los niños de Rosa Navarro y Francesc Rovira (2015); y El Lazarillo de Tormes para niños de Nuria Ochoa y Cristina Picazo (2007). De hecho, que yo sepa no hay ninguna novela gráfica dirigida a una audiencia adulta, por lo tanto, y siguiendo el modelo de adaptación a novela gráfica de Don Quixote de Rob Davis (2011), con esta edición queremos acercar al lector adulto, tanto académico como general, además de a la novela, también a su contexto de una forma innovadora y accesible para el lector contemporáneo.


En efecto, el enorme éxito de la adaptación del Quijote de Rob Davis demuestra que hoy por hoy existe interés en leer a los clásicos de una manera novedosa y diferente. Algunos de los comentarios de los lectores de la versión gráfica del Quijote señalaban que acercarse a una obra tan importante para la literatura universal como esta, resultaba menos intimidante a través de un medio que les parecía más accesible y cómodo. No sólo éso, además apuntaban que de alguna manera esta aproximación indirecta los motivaba a “meterle mano” al original. De todas formas, y aunque El Lazarillo se siga leyendo y enseñando en su versión “original” o clásica, creemos que el presentarlo en forma gráfica junto a las circunstancias que rodearon su consumo y su lectura, significa un aporte interesante a la historia de la literatura, a la censura y a la recepción del Lazarillo. Este artículo es la historia de nuestras fortunas y adversidades en el proceso de crear el primer capítulo de la novela gráfica de Lazarillo.







PERO… ¿POR QUÉ UNA NOVELA GRÁFICA DEL LAZARILLO DE TORMES?

DIGAMOS QUE VIENE DE UNA INTUICIÓN,

que se me confirmó releyendo la introducción de Cátedra de Francisco Rico al Lazarillo. En el apartado de “contextos” Rico habla de la elección del autor del Lazarillo por el género epistolar para urdir su novedosa “historia real” como si realmente lo fuera, de una manera antes entonces inédita. Así el autor combina el género de moda en la época con un tema y un protagonista que no era el habitual: “Como fuera, la intuición no operaba en el vacío, sino orientada por un peculiar contexto literario o histórico.” De igual manera, el contexto al que ahora me refiero es al nuestro, al del siglo XXI, la era de la digitalización y de las redes sociales en las que la realidad y la ficción resultan borrosas. También es la era de los indignados, los “lázaros modernos” de los que ya tuvieron bastante y utilizando las redes sociales, se hacen fuertes criticando la corrupción de los poderosos. El género de la novela gráfica está también de moda, como en la época del Lazarillo lo estuviera el género epistolar, por la versatilidad y la comodidad que ofrece al lector moderno acostumbrado mucho más a los medio visuales. Como adelantaba antes, la lectura del Quijote de Davis fue también otro factor que formó parte de este “contexto,” que me llevó a elegir el medio de la novela gráfica como forma de expresión que recoje “la realidad” de los múltiples entresijos que rodean la producción y el consumo de Lazarillo.


Por otro lado, este proyecto nace en principio de una propuesta, la de mi colega Felipe Ruan, a que colaborará con él en la edición moderna del castigado. Esta propuesta se ve recibida, tanto en España como fuera, con interés, pero con cierta desgana. Los editores no se animan, nosotros insistimos sobre la importancia que tiene para la historia de la literatura una obra que, presumiblemente fue la leída por los principales escritores del Siglo de Oro español y que además es el producto de un proceso de censura estrechamente ligado a los intereses, no solo inquisitoriales, sino a los de la corte y su burocracia administrativa. En particular, la edición de Velasco pone en de manifiesto temas como la relación entre las burocracias estatales e inquisitoriales y la intervención de éstas en la producción, la circulación y la recepción de ciertos productos culturales.


De hecho, mientras más me acercaba al tema que rodeaba las circunstancias de la censura del Lazarillo, más interesante se me hacía, no ya solo la edición del texto censurado, sino más aun mostrar los entresijos de esta historia de enredos y el destino de un texto, que una vez desaparecida la Inquisición, se intentó olvidar. Sin embargo y al mismo tiempo, no hay que pasar por alto que tanto el texto castigado como el moderno que manejamos hoy en día son manipulaciones de un texto príncipe que saldría entre los años 1552 y 1553 o incluso mucho antes, en 1520. Esa edición está perdida.









EPISODIO “TIEMPO DE PÍCAROS” (E6 T1) DE MINISTERIO DEL TIEMPO



ESTA ÚLTIMA IMAGE SUGIERE QUIÉN PUEDA SER EL ANÓNIMO AUTOR. EN EL EPISODIO TAMBIÉN SE SUGIERE EL AÑO 1520 COMO EN EL QUE OCURREN LOS HECHOS.




LAS MÁS TEMPRANAS

que se conservan son de 1554 y durante más de cuatro siglos eran solo tres: la de Alcalá de Henares (1 ejemplar), la de Burgos (1 ejemplar) y la de Amberes (6 ejemplares, también parece ser que es la de Amberes, la edición que usa López de Velasco para censurar). Sin embargo, en 1992 aparece emparedado otro ejemplar, también de 1554 (impreso en marzo) en Medina del Campo. La historia de la aparición de este ejemplar es de película de aventuras.




VEAMOS, SEGÚN LEEMOS EN EL PERIÓDICO EL PAÍS

con fecha del 19 diciembre de 1996, el ejemplar del Lazarillo apareció en el verano del 1992 durante las obras de remodelación de una casa antigua de la localidad de Barcarrota, en la provincia de Badajoz. Ver más >



Formaba parte de un grupo de 10 obras dispares, la mayoría libros prohibidos, pero otros inofensivos. Al parecer, los libros permanecieron tres años en una caja de zapatos de un sobrino de los dueños. Un amigo bibliotecario les avisó de la posible importancia del hallazgo y es entonces cuando los dueños se pusieron en contacto con especialistas e investigadores. En 1995, la Junta de Extremadura compró por 16 millones de pesetas el lote de libros a la familia, aunque parece ser que un anticuario sevillano ofreció el doble de dinero. Dinero y oferta que no aceptaron, no se explica por qué en el artículo, quizá por altruismo para que así el texto quedara en manos públicas. Ahí, no queda todo, también apunta El País, que el albañil que tiró la pared, había denunciado a la familia, a la que exigía la mitad de lo cobrado, ya que fue él quién encontró los libros. Aunque no se dice tampoco que fue su piquete al romper la pared, el que deterioró alguno de los libros, no así el Lazarillo, que se encontró en perfecto estado. Con todo este embrollo quiero decir que mientras no aparezca la edición príncipe o los manuscritos originales, el texto del Lazarillo seguirá siendo producto de especulaciones y del cotejo de las cuatro ediciones conocidas.


De ahí entonces que el castigado y el papel que juega en la historia editorial del Lazarillo merezca más espacio en las letras hispánicas. De hecho, el estudio del castigado pondrá de relevancia la importancia de un libro que se leyó mucho y que en palabras de su censurador, Juan López de Velasco:


ES UNA REPRESENTACIÓN TAN VIVA Y PROPIA DE AQUELLO QUE IMITA CON TANTO DONAIRE, Y GRACIA, QUE ES SU TANTO MERECE SER ESTIMADO, Y ASÍ FUE SIEMPRE A TODOS MUY ACEPTO, DE CUYA CAUSA AUNQUE ESTABA PROHIBIDO EN ESTOS REINOS, SE LEÍA, E IMPRIMÍA DE ORDINARIO FUERA DE ELLOS.






EL SECRETO DE LOS PEÑARANDA



Juan López de Velasco (1530-1598)



LAS CONSECUENCIAS DEL ATREVIMIENTO

del Lazarillo de 1554 y su continua lectura e impresión, aunque fuera de España, provoca la intervención de López de Velasco. En este sentido la insolencia del pícaro fue contrarestada en su misma arena por el Lazarillo castigado, texto que sutilmente viene a callar a quién se atrevió a criticar, haciendo astutamente que el fustigador acabara fustigado. En efecto, Velasco acaba haciendo que Lazarillo se condene a sí mismo al censurar las partes en las que el pregonero implica a la sociedad por la situación en la que se encuentra él o su familia. Por ejemplo:


LÁZARO: La relación de mi madre con Zaide, que así se llamaba el negro, llegó a oídos de todos, y en las caballerizas se dieron cuenta que Zaide hurtaba de la cebada para las bestias, y hacía perdidas las mantas para los caballos; y cuando no tenía otra cosas, hasta les quitaba las herraduras, y con todo esto ayudaba a mi madre para criar a mi hermanico.



LÁZARO:No nos maravillemos de un clérigo ni fraile porque el uno hurta de los pobres y el otro de casa para sus devotas y para ayuda de otro tanto, cuando a un pobre esclavo el amor le animaba a esto.



En la versión censurada la conducta de Zaide queda desconectada de la conducta de otros miembros privilgiados de la sociedad, pues queda claro que al compararlos, la conducta de Zaide quedaría exculpada. No así al quitar esta parte. Lo mismo ocurre en las otras ocasiones. De hecho, aquí se cumple la máxima de que “por la boca muere el pez.” Dejo para otra ocasión, extenderme más en los detalles de la censurada, para concentrarme más en los pormenores de la versión gráfica.

EMPEZANDO POR LA ELECCIÓN DEL ARTISTA,

el mexicano Jesús Mora, cuyo trabajo ya venía siguiendo en los últimos años. La visión de Mora me parecía interesante porque se acercaba al libro y al personaje con respeto pero con distancia. Creo que su interpretación de mi guión, todavía en proceso, fue un viaje de aprendizaje para los dos, pues me forzó a recrear el ambiente en más detalle y fue fruto de interesantes conversaciones respecto a las intenciones tanto del autor original como del censor, así como de las consecuencias que rodearon ambos contextos. El trabajo que llevamos hecho, hasta ahora se encuentra recreado en las circunstacias que lo envolvieron. Por ejemplo, las referencias al autor anónimo, imaginado como un humanista en posesión de una importante biblioteca, y presentado en el momento que sopesa sobre la conveniencia de si escribir o no escribir su nombre. Asunto que zanja con la resolución de no hacerlo, pues como apunta: “la naturaleza de esta obra lo exige.” El cuadro siguiente ilustra como al dejar las manos de su autor, el libro y Lázaro quedan fuera de su alcance, al mismo tiempo que hace referencia a las cuatro ediciones supervivientes.


La siguiente escena, la del confesionario hace un guiño a las especulaciones que han surgido en cuanto a la identidad de “vuestra merced” al que va dirigida la misiva de Lázaro y la explicación del caso. Según Rosa Navarro en su edición para Alianza editorial de La vida de Lazarillo de Tormes, el destinatario de la carta, el “vuestra merced,” es una mujer, para más, esta señora conoce al Arcipreste de San Salvador y el caso le interesa por lo que atañe a éste, no a Lázaro, según Rosa Navarro:


A ELLA NO PUEDE IMPORTARLE SABER SI ES O NO CORNUDO UN PREGONERO AL QUE NO CONOCE, PERO SÍ –Y MUCHO- CONFIRMAR LOS RUMORES QUE HAN LLEGADO SOBRE LA CONDUCTA DEL ARCIPRESTE DE SAN SALVADOR, PORQUE ESOS RUMORES DICEN QUE ES UN CLÉRIGO AMANCEBADO… EL LAZO ENTRE AMBOS [EL DE VUESTRA MERCED Y EL ARCIPRESTE] NO PUEDE SER OTRO QUE EL DE LA CONFESIÓN… SI A LOS OÍDOS DE LA DAMA, QUE SE CONFIESA CON EL ARCIPRESTE, HA LLEGADO EL RUMOR DE QUE ES UN CLÉRIGO AMANCEBADO, ¿QUÉ GARANTÍAS PUEDE TENER DE QUE NO CUENTE LO QUE ELLA LE DICE EN CONFESIÓN? (30-32; LO SUBRAYADO ES MÍO).



Creo que sin ser obvio, la novela gráfica se hace eco de las diversas interpretaciones que el Lazarillo ha suscitado y sigue suscintando entre la crítica, al mismo tiempo que deja claro al público general que el triángulo de personajes involucrados en el caso, es el asunto principal de la novela.












AL EPISODIO CENSURADO DE ZAIDE

antes mencionado, le sigue un paréntesis en la narración que introduce la posible conversación, reproducida a continuación, entre Velasco y el inquisidor, Diego de Espinosa:


JUAN LÓPEZ DE VELASCO (a Diego de Espinosa): Desde luego, a pesar de la prohibición, el librito se sigue leyendo clandestinamente. Yo creo que imita tan vivamente y con tanta gracia la realidad de esta nuestra España que nos va a ser dificil mantenerlo prohibido completamente.



DIEGO DE ESPINOSA: Sí, desde luego esta nonada nos puede salir cara sino se toman medidas. Ya las tomó mi antecesor, Fernando de Valdés, pero no fueron suficientes. Debemos seguir otras vias.... Usted viene muy bien recomendado del Consejo de Indias y de mi amigo, don Juan de Ovando. Sin duda es usted un hombre de toda confianza.



DIEGO DE ESPINOSA: Por lo tanto, dejo en sus expertas y leales manos la tarea de limpiar este libro, acabaremos de una vez por todas con este atrevimiento. Vamos a hacer que el Lazarillo se condene a sí mismo…



JUAN LÓPEZ DE VELASCO: Soy de la misma opinión, su excelencia, dejemos que Lazarillo se castigue a sí mismo… “por la boca muere el pez.”



DIEGO DE ESPINOSA: Ja, Ja, Ja… Nunca mejor dicho, Velasco porque definitivamente esa desgraciada e impertinente Segunda parte del Lazarillo donde acaba convertido en pez, queda fuera de toda salvación. Menudo atrevimiento, el del atún… Castiguemos el Lazarillo y demos licencia para que se publique expurgado.



EMPEZANDO POR LA ELECCIÓN DEL ARTISTA,

se pone de relieve a los principales implicados en la censura del Lazarillo, además de a los inquisidores, Fernando Valdés (1483-1568) y Diego de Espinosa (1513-1572), a Juan de Ovando, presidente del Consejo de Indias (1571-1564) y a Benito Arias Montano (1527-1598), teólogo y erudito que participó en la elaboración del Índice de libros prohibidos en los Países Bajos. Estos personajes aparecen conectados con Velasco. Al mismo tiempo, con la aparición del dicho “por la boca muere el pez” en esta imaginada conversación entre Velasco y el Inquisidor, se hace referencia a las investigaciones de Reyes Coll-Tellechea sobre “las malas compañías” que supuso la Segunda Parte de Lazarillo de Tormes (1555) para el Lazarillo, puesto que como apunta Coll-Tellechea en su trabajo, Lazarillo castigado. Historia de un olvido:


EL LAZARILLO DE 1555 AFILABA LAS UÑAS CONTRA EL ORDEN POLÍTICO ESTABLECIDO: LA CORTE IMPERIAL Y EL REY. EN OTRAS PALABRAS, LA CONTINUACIÓN ERA AL MISMO TIEMPO UNA LECTURA POLÍTICA DEL LAZARILLO DE 1554 Y UN ALEGATO ANTI-CORTESANO QUE FUNCIONABA A BASE DE LA COMBINACIÓN DE AMBAS OBRAS EN UN SOLO VOLUMEN.



Estas compañías e interpretaciones hacian al Lazarillo candidato principal para su inclusión en el Índice, pues por alguna razón fue ésta una de las primeras novelas castellanas prohibidas por la Inquisición:


DICHO DE OTRA MANERA, LA (MALA) SUERTE DEL LAZARILLO DE 1554 ESTABA LIGADA A LA EXISTENCIA DE UN LAZARILLO DE 1555… LA SEGUNDA PARTE DE LAZARILLO DE TORMES (AMBERES 1555) HA MOLESTADO SIEMPRE. MOLESTÓ A LOS INQUISIDORES DE ENTONCES, MOLESTABA A JUAN LÓPEZ DE VELASCO, Y, CURIOSAMENTE, HA SEGUIDO MOLESTANDO, POR MUY OTRAS RAZONES, A LOS CRÍTICOS MODERNOS. ES UN ERROR… IGNORAR SU EXISTENCIA…



Reiteramos por lo tanto que la ilustración y el uso del refrán “por la boca muere el pez,” dejan claro no solo la referencia a la estrategia empleada para culpar a Lázaro, es decir censurar las partes que implican a la sociedad en general y en particular a sus miembros privilegiados, sino al mismo tiempo hace referencia a la importancia, del pez, del atún en este caso, en el que se convierte el pícaro en la Segunda Parte, en el proceso de censura del Lazarillo.


EN ESTE PRIMER CAPÍTULO DE LA NOVELA GRÁFICA

también se hace referencia a la importancia del año 1599 para el castigado. Como sabemos, en este año se publica Guzmán de Alfarache el cual se convierte en un auténtico best seller que además provoca el relanzamiento del Lazarillo. En este momento el castigado adquirió una nueva vida, en gran parte gracias a la astucia y buen ojo de libreros, como Juan Berrillo que invirtieron su propio dinero en la reimpresión del Lazarillo que corría impreso, esto es el castigado. Para aprovechar las ventas y el momento, Berrillo no solo relanzó el librito del pícaro sino que lo agrupó con otras obras como el Galateo español y Destierro de ignorancia.

LA NOVELA GRÁFICA TAMBIÉN IMAGINA A LOS LECTORES

del Lazarillo, uno muy prominente como Miguel de Cervantes. Es decir, es muy probable que autores del calibre de Cervantes, Mateo Alemán y Quevedo leyeran la versión castigada del Lazarillo que es en teoría la que andaba impresa. Nos parece interesantísimo imaginar la reacción y los comentarios de Cervantes ante tal lectura, pero al hacerlo hacemos un guiño a la forma de creación cervantina. Sabemos que a Cervantes le gustaba crear en “diálogo,” de ahí que hasta en el prólogo al Quijote tuviera que aparecer “su amigo,” que le viene a socorrer cuando se encontraba sumido en profundas dudas sobre cómo continuar. Es decir, como sabemos el prólogo se escribe mientras dialoga con su amigo.


Al mismo tiempo, su aportación a la picaresca es sumamente dual, Rinconete y Cortadillo o el Coloquio de los perros, son novelas que abandonan la idea del pícaro solitario, y se construyen a través de la conversación de sus personajes. De igual forma, me parecía interesante que las imaginadas opiniones de Cervantes se llevaran a cabo durante una conversación alegre con un amigo que por ventura pasa por la bodega donde se encuentra leyendo. Y como no, que su comentario hiciera referencia, no solo al que conocemos que aparece en boca de Ginés de Pasamonte en El Quijote, cuando dice del Lazarillo que: “… trata verdades que son tan lindas y tan donosas que no puede haber mentiras que las igualen” sino que su comentario imaginario subrayara su preferencia por la dualidad y el diálogo. Esto es, que el personaje del pícaro hubiera recorrido España con un acompañante, en particular su hermanastro, el hijo de Zaide. A lo que nuestro imaginado Cervantes añade: “¡Qué España nos hubieran descrito esos dos!”


Quede como botón de muestra a este adelanto de nuestra novela gráfica, estas notas aclaratorias y el primer capítulo con los que queremos abrir un diálogo y un intercambio de opiniones. Esperamos que los resultados nos ayuden a completar la novela gráfica del Lazarillo dentro de su contexto para que el lector contemporáneo pueda acercarse, de forma directa y novedosa al Lazarillo, con todas sus fortunas y sus muchas adversidades.