Por otro lado, el salto a ultramar de la mujer española, contrario a lo que en un principio se creía, fue importante por el volumen y ha sido documentado en los últimos años con trabajos muy sustanciosos._ Inspiradora es la cita de Analola Borges ya por 1972 en cuanto al viaje de la mujer al Nuevo Mundo, pues según esta investigadora “Allí fueron las Aldonzas, las Celestinas; mujeres del Corvacho y las de Santillana; también las Melibeas, las Teresas, las Dulcineas, las místicas, las altivas, las pendencieras, las fáciles, las Beatrices…” (411).
Españolas de Ultramar
En efecto, estos coloridos e ilustrativos ejemplos ponen de manifiesto que cruzaron el Atlántico mujeres de todo tipo,_ si bien aquí nos interesa poner de relieve el papel de la mujer corriente, de la que muchas veces aparece nombrada como “acompañante de,” “mujer, viuda o hija de” o “sirvienta de” pues es el ejemplo de éstas el que nos ofrece información del día a día de la vida de las mujeres que no pertenecían a la élite.
De hecho, para este estudio nos interesan sobre todo las Aldonzas, las Lozana, las Isabellas de Luna y las Justinas que buscaron recorrer el espacio que las separaba de la península con el fin de medrar. Es interesante notar que la presencia de la mujer en el Nuevo Mundo está íntimamente ligada a la sexualidad, es decir la mujer española tiene la función principal de procrear y participar en la población de las nuevas tierras.
Muchas de estas mujeres eran casadas y acompañaban a sus maridos –aunque hay que notar que la mayoría de los conquistadores eran solteros- y otras iban doncellas con la promesa de casar en su destino. Casamientos que ya venía apalabrados o que se consumaban rápidamente al llegar y que eran normalmente organizados, sin tener en cuenta la elección de la mujer. Si era viuda, lo normal es que fuera o viniera del o al Nuevo Mundo para requerir los beneficios del marido o casarse de nuevo, ya que: “If in the whole less mobile than men, nonetheless it was fairly common for women, especially widows, to return to Spain from the island [Caribe] in the early years” (Altman 72). De hecho, las viudas viajeras eran objeto de frecuentes abusos, como lo prueba el percance acaecido a María García, durante su travesía de Santo Domingo a España a la altura de 1527 y recogido por Ida Altman en “Spanish Women.” Según la justicia, María fue objeto de un intento de violación por un capitán vecino de Triana, llamado Francisco García, el cual aprovechando que todos dormían entró donde se encontraba la viuda y la agarró del cuello con intención de ahogarla si se resistía. María logró escaparse de entre sus manos y gritar hasta que vinieron a socorrerla (72). Como apunta Altman y podemos comprobar por el ejemplo de María: “Other dangers specifically affected women, especially those entailed in travel” (72). El viaje de las mujeres del y hacia el Nuevo Mundo, nos recuerda la situación “problemática” de las doncellas andantes, situación que las hace excelentes dianas para los ataques sexuales.
En cuanto al asentamiento de las mujeres en las tierras americanas, desde el principio la corona fomentó el viaje de las mujeres cuyos maridos estaban instalados, pero no siempre se atendían las leyes ya que aunque se podía leer en la Recopilación:
Declaramos por personas prohibidas para embarcarse, y pasar a las Indias, todos los casados, y desposados en estos Reinos, si no llevaren consigo sus mujeres, aunque sean Virreyes, Oidores, Governadores, o nos fueran a servir en cualquier cargo… porque es nuestra voluntad, que todos los susodichos lleven a sus mujeres. (5)
Obviamente no todo estaba tan organizado como se deseaba sino que, en la ausencia de las esposas, también se daban otro tipo de relaciones ilícitas, que demuentran una aproximación más práctica, que se amoldan más a las necesidades de la realidad americana. De hecho, los casos de amancebamiento, que obviamente exitían en la península eran también frecuentes en las tierras americanas pues “Hay casos, en que las pobladoras viven amancebadas con hombres casados. En general se trata de lugares donde aún habitan pocas españolas y las esposas de los residentes están en España” (Borges 416). Los documentos citan estos casos en los juicios de residencia sobre todo y en los informes de los oidores, pues como su título indica eran los ministros que en las audiencias de un reino o región oía y sentenciaba las causas y pelitos. Por ejemplo, en la ciudad de Panamá en 1567 el oidor Manuel de Barros recoge, entre otros asuntos, el que trata de la “expulsión de las mujeres amancebadas,” pues cita que:
Desta ciudad hice salir a mujeres deshonestas que había muchos años que vivían públicamente amancebadas e incorregibles en este caso, aunque muchas veces habían sido castigadas y amonestadas de lo cual ha resultado que muchas de ellas se han casado, dello asímismo hay mucho número de casados y la tierra será acrecentando y perpetuando (Panamá 13, R7 N9).
Los ejemplos se repiten, ahora con nombres y apellidos. Es el caso de Cuba, que recoge en 1532 una lista con los nombres de las amancebadas que viven con hombres casados y entre ellos nombra a: Olalla Hernández Cantillana, Aranda “la cordobesa,” Catalina de León, Catalina Sánchez, Francisca Hernández, Juana Valeros y “una mujer que estaba en casa de Ayala” (citado por Borges 416). Casos similares se encuentran en el Río de la Plata, en el Perú y en Nueva España. Del mismo modo, en las Audiencias de Charcas, Lima, Panamá, Quito, Santa Fe y Perú, se recogen disposiciones de este tipo: “Real cédula al virrey y audiencia para que informe si convendrá aumentar las penas pecunarias que están impuestas por las leyes a los jugadores y amancebados.” Otros casos interesantes presentan por ejemplo, las “Cartas del Virrey conde de Galve para casa de recogidas,” que a la altura de 1692 recoge en “De leyes de Indias bajo: Amancebados. No se prenda a mujer por manceba de clérigo, fraile o casado sin información” (Ley 7, tit.8, libro 7, folio 296)._ O el interesante caso del individuo Miguel Hurtado de Vera, al cual en 1576 se le da licencia para ir al Perú “llevando consigo a su mujer y a sus dos hijos, no siendo casado, y a dos criados y dos mujeres, solteras asímismo” (Panamá 236, L.10, F.434R-434V). Del mismo individuo en 1578, dos años más tarde, se documentan otra vez sus movimientos “Nota de haberse despachado este día una Real Cédula para que los oficiales de la Contratación dejen pasar a Tierra Firme a Miguel Hurtado de Vera sin dar información, y que pueda llevar seis criados con informaciones” (Panamá, 237, L.11, F.35R). De hecho, como estos breve datos confirman, pese a lo establecido y recogido por la "Recopilación de las leyes de los reinos de Indias de 1681, de “Que no pasen mujeres solteras sin licencia del Rey", y las casadas vayan con sus maridos”o “Que las mujeres, que sus maridos enviaren a llamar, pueda dar licencia la Casa: y viniendo los maridos por ellas, la hayan de llevar del Rey,” el movimiento de mujeres y la documentación de sus estados resulta dificil, si no imposible de controlar.
En efecto, todos estos ejemplos muestran como el viaje femenino, sobre todo el que no tiene una función puntual y específica, acaba asociado a una pérdida de la honestidad, de la castidad e incluso a la prostitución. De hecho encontramos una y otra vez la condición “problemática” de la mujer que viaja, o la alusión ya citada por Altman a la idea de que “Other dangers specifically affected women, especially those entailed in travel.” Todos estos “problemas” tienen que ver con su sexualidad, una sexualidad que estando fuera del control establecido hacen de la mujer una “piedra rodadera” o rolling stone, ahora de tour por el Nuevo Mundo. Por esta razón, merece la pena fijar la atención en la insistencia que desde la literatura, tanto ficticia como histórica, se pone en acotar, delimitar y controlar el movimiento de la mujer. Estos avisos, ordenanzas y sermones junto con la literatura en boga como los libros de caballerías, la hagiografía donde entran también las historias de peregrinaje y de conversiones, junto con la novela picaresca ponen de manifiesto que la mujer ni se queda en casa ni tiene la pata quebrada, pero claro esto es un problema que merece mayor atención.